El juez Garry Orélien, encargado de investigar el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, se retiró del caso este viernes alegando «conveniencia personal», días después de que una ONG le denunciara por supuesta corrupción.
Debido a que la decisión de cualquier magistrado a investigar un caso «es voluntaria», señaló en una carta, «renunciamos al caso registrado con el número 0764/20-21 en torno a los hechos del asesinato del Presidente de la República Jovenel Moise, esto por conveniencia personal».
Orélien hizo el anuncio en medio de persistentes rumores de que se había retirado del caso, lo que llegó a negar en declaraciones a EFE.
Poco antes, el decano del tribunal de primera instancia, Bernard Sainvil, rechazó una solicitud de prórroga para continuar las pesquisas presentada por Garry Orélien, que asumió el caso en agosto tras la renuncia de su antecesor, Mathieu Chanlatte.
Algunos habían denunciando la lentitud con la que Orèlien realizaba la investigación, mientras otros, como es el caso de la la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), le acusan de corrupción junto a su secretario.
Magnicidio de Moïse
En una carta enviada el 18 de enero al Consejo Superior de la Magistratura (CSPJ), el RNDDH, citando a testigos y víctimas, reveló que el juez de instrucción recibió sobornos para liberar a personas y anular las órdenes de detención y la prohibición de salida.
«Tan pronto nombrado juez de instrucción, Garry Orélien comenzó a ponerse en contacto con los individuos en cuestión y les pidió a cada uno de ellos que le pagaran hasta 50.000 dólares estadounidenses por la anulación de estas citaciones», denunció la organización, que pidió una investigación sobre el comportamiento del magistrado Orélien.
El magnicidio de Moise lo cometió, según las pesquisas, por un comando de 26 mercenarios que irrumpieron en la residencia presidencial en la madrugada del 7 de julio sin hallar resistencia por parte de las fuerzas de seguridad que custodiaban la vivienda del mandatario.
Por el caso hay decenas de detenidos, entre ellos el supuesto cerebro de la operación, el médico haitiano-estadounidense Christian Emmanuel Sanon.