Por Luis Loenor:
Hoy, 37 años después de la muerte de Nelson Emilio Payano, (Cisco kid ), he comprendido como anuncio su muerte, sin que nadie lo descubriera. Cisco vivió en la calle Elías Camarena, barrio Miramar, San Pedro de Macorís, República Dominicana; provincia situada al este de la capital. Polifacético, boxeador, electromecánico, cazador, Mason. El pueblo siempre esperaba, de cisco, alguna innovación, algún invento, sus ideas tenían relación con los viajes que realizó a los Estados Unidos, allí se cargaba de ideas que luego modificaba, trasformaba en inventos que luego exhibía en barrios campos y ciudades; despertando admiración.
Recuerdo cuando adapto una pantalla sobre su vieja guagua Volkswagen, un pequeño motor activado por batería, accionaba la pantalla blanca, levantándola lentamente, donde proyectaba las películas. En una ocasión lo acompañe al batey Alejandro va; penetramos, cruzamos caminos, carriles llenos de fango, entre cañaverales, espigas plateadas por los reflejos del sol. Fuimos recibidos por niños descalzos que corrían con sonrisas en ambos lados de la guagua, convirtiéndose en una multitud.
Caía la tarde sobre las miradas ansiosas de los parroquianos, sentados sobre la grama húmeda, un olor a estiércol de caballos y vacas inundaba la atmosfera, todos a la espera del momento que Cisco, encendiera el viejo proyector y dar inicio a las películas; casi todas del cine mexicano, protagonizadas por los famosos cómicos, Tintan y Cantinflas. Cisco con poca visibilidad, tratando de colocar las cintas por los carretes, al clamor de pitos y algarabías; se enciende la luz, un cono luminoso marca el inicio, rompiendo el vacío existencial, la angustia y pobreza de aquellas gentes.
Entre gritos sale Cantinflas bailando, moviendo la cintura, pantalón en el borde las nalgas. El tiempo trascurre, se escucha el sonido de la cinta, aparece la palabra FIN anunciado que había concluido la película. Retornamos llenos de satisfacción por el deber cumplido, llevar alegría y esperanza a personas olvidadas, por una sociedad injusta. De la misma manera estas películas fueron proyectadas en el barrio, abriendo otras posibilidades de entretenimiento, pues solamente existían dos televisores blancos y negros, el de Luis Borrell propietario del taller de mecánica, doña Gertrudis, morena alta, procedente de las islas vírgenes. Recuerdo dos inventos importantes de cisco, la máquina de tiro al plato, con escopetas, situada en el malecón, y la instalación que marco la novedad de aquellas inolvidables navidades. Soplaba la brisa frescas de diciembre, el mar apacible como un plato, tambores y Guloyas ensayaban, el sonido de los guinches sobre los barcos anclados en el muelle, rompían el silencio de la mañana, casas pintadas de cal y colores alegres, en la radio se escuchaban, los anuncios del Anís confite con sabor a “Besos de mujer;” en ese escenario navideño, Cisco Kid construye un mecanismo integrado por una copa de cristal de gran tamaño, barril de madera colocado en la parte superior, desde la barrica, descendía agua hacia la copa, la que nunca se llenaba. Esta instalación creada por cisco, exhibida en una vitrina del centro de la ciudad, se consideró un acto mágico, por curiosos que no entendían las razones de que el líquido no llenara la copa. Esta instalación fue utilizada para promover el ron Macorix, y premiada por don Pedro Justo Carrión, propietario de la fábrica. Transcurrió el tiempo, abandone la ciudad, aunque con frecuencia, visitaba amigos y familiares. En unas de mis visitas me informan de la enfermedad de Cisco kid, llegue apresurado a su casa, estaba recaído, comenta entre diagnósticos y predicciones de la enfermedad, que había limpiado y escogido el lugar donde le darían sepultura, trate de animarlo; antes de despedirme con voz apagada dijo: -Luis, estamos en el décimo asalto, no tengo fuerzas para noquear, estoy en el cuadrilátero de la vida, ciento el conteo :1-2-3-4-5-6-7-8-9-10. Luis Leonor30/12/2021.S.P.M.