París.- Los países de la Unión Europea (UE) estudian como dejar de comprar gas y petróleo a Rusia, pero tomar esa decisión estaría condicionada a la unidad de sus miembros, según la presidencia francesa del Consejo Europeo.
«Todas las opciones están encima de la mesa», afirmó este lunes el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, en una entrevista al canal BFMTV cuando se le preguntó por esa posibilidad.
Aunque no quiso entrar en las medidas que se podrían decidir, insistió en que la eficacia de las sanciones depende de «si se toman con unidad europea» y en que hay que tener en cuenta que «algunos países son más dependientes del gas ruso que otros».
En concreto, recordó que mientras la dependencia de Francia es relativamente baja, del 20 %, en Alemania un 60 % del gas que se consume procede de Rusia y en otros países como Finlandia es el 100 %.
El ministro subrayó que en el ejercicio este semestre de la presidencia de la UE Francia tiene la responsabilidad de «preservar esta unidad europea».
Y a los llamamientos de Washington para cortar esas importaciones, que alimentan en divisas la economía rusa, Le Maire replicó que Estados Unidos «no importa un solo gramo de gas ruso». De hecho, es exportador y uno de los potenciales suministradores de la UE para sustituir a Rusia.
La cuestión de un nuevo tren de sanciones estará en la agenda de la cumbre europea informal que organiza Francia los próximos jueves y viernes en Versalles.
Le Maire dijo que su Gobierno contempla aumentar los dispositivos de ayuda para que la población pueda amortiguar el impacto de la escalada de los precios de la energía, pero de forma selectiva para los grupos más frágiles.
«Ningún país europeo ha hecho tanto», afirmó, antes de señalar que las medidas adoptadas hasta ahora, en particular la limitación de las subidas del gas y de la electricidad, tienen un costo ya de «más de 20.000 millones de euros».
El ministro descartó la reapertura de la central nuclear de Fessenheim, cerrada en 2020, pero dijo que habrá que adaptarse para conseguir la independencia energética, y eso significa también que los consumidores «presten más atención».